Diario de Don Cayetano Valdés, Comandante del Neptuno

RELACIÓN DEL COMBATE DE TRAFALGAR, INFORME PARA EL CONSEJO DE ESTADO FRANCÉS 1809
 


 

HISTORIA DE LOS PRINCIPALES ACONTECIMIENTOS MARÍTIMOS DE LA GUERRA CONTRA LA GRAN BRETAÑA DECLARADA EN 12 DE DICIEMBRE DE 1804

   

ARCHIVO DEL MUSEO NAVAL DE MADRID, MANUSCRITO 472. 

PAGINAS DESDE LA 165 HASTA LA 193 

El navío Trinidad conociendo la intención del enemigo que se dirigía á cortar la línea con navíos de tres puentes, por entre su popa y proa del Bucentaure, maniobró para evitarlo. Al fin lo verificó el Victory por la popa del Neptune francés, y colocándosele al Trinidad por la aleta de estribor, y los otros dos que le seguían (Temeraire y Neptune) por el costado de babor, fue puesto el Trinidad entre dos fuegos. En esta disposición emprendió el combate de lo mas sangriento y vigoroso desde la 12 del día. A las 3 de la tarde se hallaba con tantas averías que trató salir de la línea para repararse algún tanto, y evitar se le echara encima el Bucentaure, ya desarbolado; pero no pudiéndolo conseguir siguió batiéndose con obstinación. A las 3 ½ se encontraba el navío sin gobierno, desarbolado de todos sus palos, inutilizada mucha parte de su artillería, y la restante sin poder hacer fuego por tener los costados embarazados de los destrozos de su arboladura y velamen, cubiertas sus baterías de cadáveres y heridos, y con muchas averías. Sin embargo siguió sin rendirse hasta las 4 de la tarde que no siéndole absolutamente posible aguantar mas la acción, arrió su bandera por evitar la total mortandad de la gente que sin poder hacer fuego lo estaba sufriendo. Quedó tan mal tratado el Trinidad que sin embargo del particular empeño del Almirante Nelson en rendirlo y conducirlo á Inglaterra, destinado á aquel fin los tres navíos mas fuertes de su escuadra (Prince, Neptune y un tercero) tuvieron los enemigos que desistir de esta idea, y sacando precipitadamente la oficialidad y tripulación por la excesiva agua que había sin poderla contener las bombas, se sumergió aquella noche con mas de 80 heridos de gravedad que no dio tiempo á transbordar. Tuvo en su tripulación 205 hombres muertos y 108 heridos.

 Bucentaure.- Se defendió vigorosamente durante toda la acción, en la que perdió sus cuatro palos y quedó tan mal tratado que tuvo al fin que rendirse. El temporal que siguió al combate, impidió sacar la tripulación francesa, la cual alzándose contra los ingleses que tomaron posesión del navío, lo recobraron, y fue llevado a fondear sobre el bajo la Nao junto a la Caleta, dónde apenas pudo el día 23 salvarse la gente con una fragata francesa, cuando haciéndose aquel pedazos, se fue a pique.

 Neptune – San Leandro.- Cayeron á sotavento y se batieron bien desde sus puestos. Después protegieron al navío Príncipe, con el que se vinieron en la noche á fondear sobre Cádiz. El 2º tuvo en su tripulación 8 hombres muertos, y 22 heridos.

 Redoutable .- Procuró cerrar el claro para socorrer al navío Bucentaure, y se batió vigorosamente en auxilio de este contra fuerzas muy superiores. Quedó tan inutilizado, que después de apresado por los enemigos, le pegaron fuego, o se fue a pique inmediatamente.

 Intrepide .- Se ignora el lugar que ocupó en la formación, y solo se sabe que después de batirse bien fue rendido, y se fue a pique o se estrelló en al Costa de Santi Petri. Pereciendo toda su gente, excepto 17 hombres que se salvaron a nado.

 San Justo .- No pudo tomar su lugar en la línea por evitar  abordarse con un grupo de navíos y quedó a la inmediación del Santa Ana, en donde combatió por los claros que se le presentaron contra uno de los navíos que batía a este (Royal Sovereing). Viró el San Justo, y incorporándose al anochecer con el Príncipe entró en la bahía con algunas averías, y 7 hombres heridos.

 Indomptable .- Estuvo apelotonado sin saberse en que lugar, ni los detalles de su combate. Entró en Cádiz con muchas averías y se aguantó en el Canal, hasta que la noche del 25 falto de amarras y sin gobierno dio la vela y se abrió en el Diamante y galera, pereciendo de su gente incluso su comandante pues solo se salvaron unos 250 hombres.

 Santa Ana .- Se batió vigorosamente contra dos navíos de tres puentes (Royal Sovereign, Belleisle), y otro sencillo (¿Mars?) con que el enemigo atravesó por su popa nuestra línea. Uno de aquellos era el del Almirante Collingwood que se acercó á tiro de pistola, y siguieron toda la acción con tal ardor que ambos quedaron totalmente estropeados, desarbolados de todos sus palos, y sin manejo en el timón. Fue marinado por los enemigos, pero lo abandonaron después a la vista de la división que salió para proteger la entrada de los navíos desmantelados. Murieron en la acción 97 hombres de sus tripulación, y tuvo a demás 141 heridos.

 Fougueux .- Fue muy batido por los navíos que cortaron por su proa nuestra línea, y aunque se defendió gallardamente fue rendido y se perdió después sobre Conil. Murió su Comandante en el combate.

 Monarca.- Se batió valerosamente hasta quedar enteramente desmantelado, e imposibilitado de hacer resistencia alguna por tener sus baterías ocupadas con los destrozos de su arboladura y habérsele últimamente desplomado su cubierta del combés. Al fin se rindió por evitar mayor perdida de gente de la de 100 muertos y 150 heridos que ya tenía. Pero quedó el navío en tal mal estado que se perdió pocos días después en Arena Gordas.

 Pluton .- Fue muy batido y se defendió bien, y aunque en mal estado se retiró a Cádiz por la noche.

 La especie de formación en que los enemigos atacaron, hizo que la vanguardia de la Armada combinada quedase sin objeto a que dirigir sus punterías, hasta la 1 ½  de la tarde que viró en desorden para sostener los cuerpos atacados del centro y retaguardia, en cumplimiento de la señal que hizo el Contra-Almirante Dumanoir.

 Neptuno.- Rompió el fuego cerca de la 12 contra otro navío de 74 (Africa en realidad de 64) que vino del NO. A incorporarse con la escuadra enemiga que batió hasta la 1. Después de la virada trabó en vigoroso combate contra cuatro navíos enemigos (eran dos el Spartiate y Minotaur que venían de batirse con el formidable) que se dirigían a doblar al Trinidad y Bucentaure, los cuales se hallaban ya muy mal tratados. Después de desarbolado de todos sus palos el Neptuno y de tener otras muchas averías se rindió al enemigo, pero recuperado el 23 a la vista de nuestra división que salió al socorro de los necesitados entró en Cádiz enteramente estropeado y haciendo mucho agua en la misma noche faltándole sus amarras con el temporal, se estrelló en la costa de Sta. Catalina salvando su gente. Tuvo en el combate 42 hombres muertos y 47 heridos.

 Rayo .- Fue baleado en su lugar, y después de la virada cayó a sotavento por separarse de dos navíos franceses que estaban abordados (Mont-Blanc y Duguay Trouin) sufriendo algún fuego de vuelta encontradas. Entró en Cádiz por la noche y tuvo en la acción 4 muertos y 14 heridos.

 Asís .- Se defendió de los enemigos que lo batieron por la aleta de babor, y después de su virada hizo fuego por un claro que se le proporciono entre los navíos Héroe y Rayo, que manteniéndose siempre arribados le imposibilitaron por su proximidad a que orzase, y así cayo a sotavento. Tuvo varios balazos en su costado y arboladura, y en su tripulación 5 muertos y 12 heridos. Entró en Cádiz por la noche con algunas averías y salió con otros el 23 a socorrer los navíos necesitados pero a su regreso faltándole las amarras con que estaba fondeado, se estrelló en la costa de Sta. Catalina del Pto. De Santa María, salvando su gente.

 Scipion, Formidable, Duguay-Trouin, Mont-Blanc .- Después de la virada de la vanguardia se separaron de la escuadra y se dirigieron hacia el noroeste.

( El 20 de Noviembre siguiente fue descubierta la flota por otra inglesa compuesta de los navíos Cesar, Heros, Courageux, Namur y de las fragatas Margarita, Revolucionaria, Felix y Eolo, que cruzaba entre Cabo Finisterre y Ferrol, al mando del Contra-Almirante Strachan, quien dio caza a los franceses y alcanzó al medio día del 4. A esta hora empezó el combate entre tres navíos ingleses y otros tantos franceses. El Duguay-Trouin, cabeza de estos, dobló al enemigo y empeñó la acción, pero reforzados los ingleses con la llegada del otro navío y 4 fragatas, se hizo general , y sostuvo con mucho ardor por una y otra parte hasta las 3 ½ de la tarde, que hallándose el Scipion, y Duguay-Trouin desarbolados de todos sus palos, y el Formidable y Mont-Blanc con solo el de trinquete, y todos cuatro con muchas averías que le impedían hacer mayor resistencia, se entregaron al enemigo. Tuvo en la acción 24 muertos y 116 heridos. Y en la división Francesa fue herido el Contra-Almirante Dumanoir, y muerto el comandante del Duguay-Trouín, el navío Mont Blanc tuvo 63 hombres muertos y 36 heridos. El Scipión 106 entre unos y otros, y respectivamente los demás.)

 San Agustín .- No fue atacado hasta después de la virada, que cayo algo a sotavento fuera de su lugar. Se batió valerosamente por la proa del Trinidad para lo que arribó a sotavento. Fue abordado y tomado a su paso por retaguardia pero quedó tan estropeado que se fue a pique pocos días después, salvando mucha parte de su tripulación. De esta murieron en la acción 180 hombres, y tuvo 200 heridos.

 Heros .- Tampoco fue atacado hasta que viró para sostener el centro. Entonces combatió muy bien y por la noche entró en Cádiz. Salió el 23 con otros navíos al socorro de los necesitados, y volvió desmantelado a fondear en puerto en el mismo día.

 Escuadra de observación

 Aigle.- Combatió con el mayor valor. Fue abordado y rechazando al enemigo continuó su combate. Abordado segunda vez, fue rendido después de una bizarra defensa, en la que perdió la vida el comandante del navío. En la noche se alzó la tripulación contra los ingleses que lo marineaban y recuperando el navío amaneció este fondeado el 22 sobre Torre gorda, desarbolado y pidiendo socorro. El 25 de Octubre aprovechando una turbonada del Sur-Este pasó en bandolas a fondear en la boca de la bahía de Cádiz , pero soltándole por la noche de sus amarras fue a varar al placer de las Arenas de la Costa del Norte en el río de San Pedro, donde fue abandonado por los franceses.

 Bahama.- Fue batido a metralla por un navío de tres puentes (Royal Sovereign) que se dirigió después al Sta. Ana. Seguidamente se le prolongó otro al Bahama con quién sostuvo un largo y vigoroso combate  hasta que desarbolado el enemigo, y con muchas averías de consideración arrió su bandera. Inmediatamente acudió a sostenerlo otro navío de tres puentes y haciendo alejar al rendido, hizo sobre el Bahama un fuego tan vivo y bien dirigido que le aumentó considerablemente sus daños, le mató mucha gente y entre ellos a su Comandante. A las 3 de la tarde cargaron otros dos navíos sobre el Bahama que lo estrecharon poderosamente con su fuego hasta que desarbolado de todos sus palos, anegado el pañol de pólvora, incendiada la despensa por el fuego de una granada del enemigo, falto de mas de 300 hombres entre muertos y heridos, con 57 pulgadas de agua en bodega y otras averías que impedían mayor resistencia se rindió a las 4 de la tarde (En realidad solo combatió con el Bellerophon y el Colosus). Marinado por el enemigo, y creciendo el temporal fue abandonado por el navío que lo remolcaba, y falto de todo gobierno y con 70 pulgadas de agua, estuvo muy cerca de perderse sobre Arenas Gordas. La parte de la tripulación inglesa se entregó prisionera y arboló la bandera española para ser protegidos en nuestra costa donde procuraban varar, pero el 23 fue socorrido por otro navío ingles que se llevó la gente de su nación y unos 100 españoles. En este riesgo inmediato se mantuvo el Bahama a voluntad de las olas, agravando su situación los muchos enfermos faltos de medicinas y próximos a apestarse, hasta que el 30 de Octubre fue socorrido por 4 barcas de pesca, que condujeron a Huelva el resto de su tripulación. Antes de desampararlo, trató esta de incendiar al navío pero fue impedido por una fragata enemiga que se apoderó de él, y dándole un remolque lo condujo a Gibraltar.

 Argonauta .- Estaba a barlovento donde fue atacado de firme por el navío Ingles Belleisle, y aunque aquel se defendió bien, quedó tan mal tratado, que no pudiendo absolutamente continuar el combate, tuvo que rendirse, y se fue a pique en el temporal, salvando su gente. Tuvo de pérdida 300 hombres entre muertos y heridos.

 Algeciras .- Sostuvo un vigoroso combate, y rechazó un abordaje pero después de defenderse bien, y de quedar del todo desarbolado y en mal estado, se rindió. Fue marinado por los enemigos contra quienes se alzaron en la noche del 21 la tripulación francesa, viendo empeñado el navío a la entrada de Cádiz, y después de capitular con los apresadores, se aseguró en bahía. Murió en la acción el contralmirante Magon.

 Montañes .- Se batió con vigor con un navío de tres puentes (Bellerophon), hasta que por no abordarse con otros dos de los que había apelotonados ( Aigle y Swift-Sure) arribó para reparar sus averías y cayó a sotavento. Perdido su lugar se retiró después a Cádiz con el Príncipe y otros. Salió el 23 a proteger los navíos necesitados y volvió a fondear por la noche. Murieron en la acción su 1er. y 2º Comandantes, a mas de 20 hombres de su tripulación, de la que tuvo 29 heridos.

 Swift-Sure .- Fue abatido, y después de haberse defendido bien, se rindió, y lo llevaron a Gibraltar.

 Argonaute .- Se cree haberse batido en su lugar, y no se sabe mas detalles sino que se retiró a Cádiz desarbolado en la noche del 21. Fondeó en el placer de Rota con solo el trinquete, y estuvo en peligro de perderse, pero aguantó allí el temporal hasta que pasado se aseguró en bahía.

 Los siete navíos anteriores, se apelotonaron y embarazaron mucho.

 Ildefonso .- Combatió con toda bizarría contra tres navíos que lo rodearon hasta que desarbolado de todos sus palos y sin timón, acercándosele de refresco otro navío enemigo se rindió a fuerzas superiores, y fue conducido a Gibraltar. Tuvo 34 hombres muertos de su tripulación, y 126 heridos.

 Achille .- Después de batirse bien por la proa del Príncipe, viró en persecución de un navío desmantelado, y atacado de segunda lo desarbolaron del palo mayor, y mastelero de velacho. Se incendió la vela de este en la cofa, y propagándose el fuego, se voló el navío a las 6 de la tarde. Murió en la acción su capitán.

 Principe .- Emprendió combate vigoroso contra una de las columnas enemigas que se dirigían a cortar la línea, logrando en parte impidiéndoselo, y doblada al fin la retaguardia quedaron batiéndolo cuatro navíos enemigos (Defiance, Thunderer, Polyphemus y Swiftsure). Al poco rato desarboló a uno de los palos mayor y trinquete, y a otro de la verga de velacho y mastelero de gavia. Este se separó y fue remplazado por otros dos (Dreadnought y Revenge), que también se retiraron a las 3 de la tarde, y poco después los otros tres al parecer obligados de los daños que recibieron. A salvo ya el Principe de los cinco navíos que lo batieron, remediaba sus averías, cuando á poco rato se le prolongó un navío de tres puentes (Prince), y descargándole a un tiempo toda su artillería a metralla, le aumentó sus averías y desgracias, entre ellas la de herir gravemente en el brazo izquierdo al Comandante General Don Federico Gravina y en una pierna al Mayor General Don Antonio Escaño. Sin embargo siguió batiéndose el Principe con ardor, pero abrumado del mucho fuego que sufrió cuatro horas casi sin interrupción de un combate horroroso, orzó para reparar sus averías y estais cortados, sin poder aguantar vela sus palos por estar pasados a balazos y con otros muchos daños que hacían muy triste su situación. En este  último apuro fue socorrido particularmente por lo navíos San Justo, Leandro, y Neptune francés que alejaron los enemigos, y proporcionaron la incorporación de los nombrados Rayo, Montañés, Asís, y otros franceses que estaban bien maltratados. Luego que el Principe se vio libre mandó a los navíos incorporados que sostuvieran en la acción a los que se hallaban con desventaja y concluido el combate al anochecer viro con los demás a Cádiz remolcado por la fragata Themis, y no pudiendo tomar la bahía por haberse llamado el viento fuerte al SSE, fondeó  en el placer de Rota. Tuvo en la acción 52 hombres muertos y 110 heridos.

 Berwick .- Defendió perfectamente la popa del Principe, hasta las 3 ½ , que lleno de averías empezó a atrasarse. Murió su Capitán, y se rindió poco después. Pero en tan mal estado que en el temporal que sobrevino, se perdió sobre Arenas Gordas, y parece que los enemigos le pegaron fuego.

 Nepomuceno .- Doblada la retaguardia, fue puesto entre dos fuegos por 2 navíos enemigos los dos de tres puentes (Belleisle y Tonnant). La defensa del Nepomuceno, y el empeño de los enemigos por rendirle, fue de lo mas obstinado que cabe. A las 3 ½  de la tarde se hallaba este navío sin gobierno, desarbolado de todos sus masteleros, acribillados sus palos, velamen y costados, con siete balazos a lumbre de agua, cordadas casi todas sus jarcias, inutilizados 19 cañones, y con mas de la tercera parte de la tripulación fuera de combate. Sin embargo seguía su vigorosa defensa, resuelto su comandante y  segundo Don Cosme Churruca y Don Francisco de Moyua, á perecer antes que rendirse. Ambos murieron en el acto del combate, poco después de sus heridas, y aunque el Teniente de navío Don Joaquín Núñez, que los sustituyó, siguió la defensa sobre media hora, mas convencido de ser inútil, y un sacrificio infructuoso el que se hacía impunemente de los restos de tan valerosa tripulación, desesperanzado de ser socorrido, y aumentados los daños hasta quedar el buque casi destrozado, se rindió con acudo de su oficialidad al navío Dreadnought. Tuvo 120 hombres muertos y 175 heridos. Los ingleses quedaron asombrados de la defensa de este navío y aseguraban que se había batido de un modo de que no había ejemplo. 

............................................


Relato de Don Manuel Vicente Ferrer, abordo del Monarca:

Antes de romperse el fuego, hallándome sobre el alcázar noté que el San Agustín, mandado por el capitán de navío don Felipe Jago Cajigal, izó su bandera y disparó un cañonazo, del cual no alcanzó la bala al enemigo; por lo que desistió de seguir haciendo fuego, el que luego y después de hallarse en mi puesto, se generalizó empezando por la aleta de popa de estribor del navío á que tuve la gloria de pertenecer, y en seguida de todo el costado. En este estado, y como á cosa de media hora, bien fuese porque  se le cortasen las drizas de bandera, ó porque real y verdaderamente la arriase, se dio a bordo la voz de ¡viva el rey! en señal de vencimiento del navío que nos batía, corriendo la que se había rendido; pero á este tiempo nos sentimos batidos por babor, teniendo luego que sostener el fuego por ambos costados. En este acto fuimos auxiliados por el navío francés Fougueux que perteneciendo á nuestra división se hallaba fuera de la línea, el cual empezó á batir por su estribor al que lo hacia á nosotros por el mismo costado, habiendo hablado antes de empezar sus fuegos, su jefe al del nuestro, que lo esta el capitán de navío don Teodoro Argumosa con la bocina, diciendo:
Argumosa: á esos perros, que ó no han de quedar navíos Monarca ni Fogoso ó no ha de quedar ninguno de ellos.
Siendo el resultado de ambos fuegos el de haberse ido á pique el que los sufrió: al fogoso entonces se le prolongaron otros dos navíos, uno por cada costado, con los cuales sostuvo su fuego, también sucedió que el que lo batía por babor y lo hacía á nosotros por estribor, siguió la misma suerte que el primero, habiendo cesado por cortos intermedios el fuego que sufríamos por babor, que de nuevo se reprodujo por ambos costados, siendo los de estribor dirigidos por una real que al mismo tiempo batía también el de babor del fogoso, mientras este recibía á la par los ataques de otro navío inglés por el costado opuesto.
Cuando así se multiplicaron los disparos contra el fogoso, los enemigos que lo batían le interrogaron á la bocina si quería ser volado ó echado á pique, y optando por lo segundo el intrépido Boudouin fué bien pronto á confundirse en la profundidad del mar, pero no sin que la indicada real dejase de seguir igual suerte por los dos fuegos que recibía, quedando nosotros sosteniendo los que sufríamos por babor, y algún otro disparo que recibíamos, y secundábamos por estribor. De los que recibimos por este costado murió el capitán de la batería de entre puentes don Ramon Amaya cuya pérdida unida a otras, la de mucha gente herida incluso el comandante, el segundo    (este ligeramente) y varios oficiales entre los cuales lo fueron también el guardia marina don José Pardo y don José Peon, y al estar el buque haciendo mas de treinta y seis pulgadas de agua por hora, dio lugar después de consejo celebrado, á desclavar la bandera, que se había clavado, y arriada declaró el buque prisionero; pero que su mal estado no permitió llevasen ni siquiera á remolque, pues a pesar de haberse trabajado en tapar los balazos de la lumbre del aguia, no fue lo suficiente para que por los que estaban debajo de ella y la que entraba por los tracaniles, dejásemos de hacer veinte y cuatro pulgadas, por lo cual todos los que podíamos, incluso los jefes, y hasta los mismos de proa, alternamos día y noche en achicar las bombas. En este estado, y después de haber echado los palos (cuya jarcia estaba acribillada) aquella misma noche por la banda, permanecimos como una boya en medio de la mar, sin que nadie nos auxiliase en el fuerte temporal que había subseguido al combate; hasta que al tercer día acordado por los jefes guarnición y tripulación, se determinó armar bandolas, y compuestos de antemano los guarda-timones que habían sido destrozados por el fuego, dirigirnos á Cádiz ó á alguna playa, lo cual se hubiera verificado, si no se nos hubiera interpuesto a la hora un navío inglés que venia de la dirección que llevábamos, el que después de dispararnos algunos cañonazos, nos mandó á la bocina dar fondo, y que largásemos un cable á su lancha que había echado al agua, lo que verificado y tomado el cable, se fue también á dar fondo á una no muy larga distancia. Desde allí, por dicho cable, y después de haber puesto todas las embarcaciones en juego, empezó á trasbordarse gente nuestra á su buque. siéndolo los primeros los heridos, cuya operación duró hasta las 4 de la tarde. En el último bote fui yo de los trasbordados, pues que, mi difunto padre ya lo había sido cuando los primeros de tropa como encargado que era de ella: en dicha hora, y por Santa Bárbara en otro bote, se embarcó también el jefe de proa y su tropa, los que picaron el cable ó cables sobre que estaba fondeado el navío, y fue este á hacerse pedazos á la playa de San Lucar.
En el navío inglés que nos tomó á su bordo se hallaban también prisioneros nueve  franceses, únicos salvados del fogoso, cogidos en el agua cuando se fue a pique, al paso que también recogían los de buques que sufrieran la misma suerte.
En dicho navío permanecí hasta el 31, que en virtud de convenio, fui trasbordado con los enfermos y heridos por súplicas de mi difunto padre, á una fragata francesa de las dos que como parlamento habían ido para recoger, de los buques ingleses que permanecían en la mar, los que se hallaban en tal caso, desembarcando en Cádiz el día de Todos Santos.

Extracto del libro Historia Del Combate Naval De Trafalgar , escrito por Don José Ferrer de Couto.


Parte que el comandante del San Agustín dirigió al general Gravina treinta y ocho días después de la batalla:

Exmo. Sr.= Las diferentes contusiones, y particularmente las heridas de la cabeza no me permiten sino con mucho trabajo ordenar los varios acontecimientos del combate sostenido en la tarde del 21 del mes pasado sobre el navío San Agustín que he tenido el honor de mandar. Formada la escuadra en línea de batalla orden inverso, mura á babor, ocupaba en ella este navío la cabeza del centro de la armada por la proa del Trinidad. Una de las columnas en que desplegaron los enemigos se dirigió al medio de la vanguardia, recorriendo desde allí por barlovento hasta la cabeza del centro, que era este navío, en cuyo instante ordené que se rompiese el fuego, que efectivamente se practicó en todas las baterías con serena prontitud y actividad, y á mi parecer con conocido acierto. Duro hasta las dos y media poco mas ó menos, hora en que, habiendo desfilado toda la línea enemiga y atacado el navío Trinidad, cortando el centro por aquella parte, y abrumándole sobre manera, mandé pasar la gente á estribor, y por señal del Trinidad de arribar y sostenerle en su desventaja, así lo ejecuté, dirigiéndome directamente sobre un navío de tres puentes que lo batía por estribor, á quien á las primeras descargas hechas con todo ardor y acierto, rompimos parte de sus vergas: que al fin, rendido el Trinidad se emplearon contra el San Agustín dos navíos de tres puentes que por babor y estribor lo batían , tomando las aletas y enfilando todas la baterías, en las que quitaron una porción de cascabeles á los cañones, á quienes se les contestaba con las miras de popa y algunos cañones de esta parte, pues era preciso además continuar el fuego por un costado contra otros dos navíos de ochenta que por estribor y mura de la misma banda nos acribillaban á metralla. Roto el centro y rendidos algunos buques de él, se replegó el enemigo en número de cinco navíos sobre este, que sostuvo su fuego hasta mas de las cinco y media de tarde, que fue preciso ceder á tanta superioridad y á dos repetidos abordajes, que al tercero ya no pudo oponérseles suficiente gente, por hallarse ocupada en las baterías la poca que restaba, continuando el fuego contra los otros buques que me estrechaban á tiro de pistola.
En conclusión, Excmo. Sr.: desarbolado del palo de mesana, faltos los obenques y maniobras, y pasados con multitud de balazos los de mayor y trinquete, desmontados muchos cañones del alcázar y baterías, sus sirvientes disminuidos notablemente, haciendo agua por algunos cañonazos recibidos á su flor, después de haber apagado el fuego que se suponía en Santa Bárbara y en otros parajes, restableciendo el orden que se había turbado por un poco de tiempo con estos terribles accidentes, con el de hallarnos heridos yo, mi segundo el oficial del alcázar, el comandante de la segunda batería, muerto el de la toldilla, y casi todos heridos y contusos, al fin sin recurso alguno, rodeado de fuerzas tan superiores, y en tal mal estado el buque, se rindió el navío San Agustín (pero no la bandera del rey, que tuve la satisfacción de defenderla con el palo de mesana en el costado y después en el agua á cañonazos, hasta que ya no hubo un solo hombre en defensa) á la fuerza, después de cinco horas y cuarto de combate, para que después de satisfechos todos los deberes del honor no pereciese sobre el eminente riesgo que amenazaba el estado del buque, tan benemérita tripulación. Así fue que en aquella misma noche cayeron todos los palos y bauprés, haciendo tal cantidad de agua, que era preciso emplear todas las bombas para su conservación y flote. Efectivamente: salvada la gente con precipitación á los buques enemigos, fue quemado el navío, (según he visto con placer, ya que mi constancia no bastó a librarlo ó sumergirlo en la acción, de que no estuvo muy distante) el día 29 del pasado por no haberse podido ejecutar antes el trasbordo de su equipaje, á causa del temporal que sobrevino y aguantó milagrosamente sobre la costa, hasta que nos rescataron las vidas generosamente los enemigos, pues que ya se consideraban perdidas.
Acompaño a V.E. adjunta la relación de los oficiales muertos y heridos en la acción y sus resultas, y aunque no puedo fijar por los accidentes sobrevenidos el número de la tripulación y guarnición, aproximadamente, aseguro fueron ciento ochenta muertos, doscientos heridos y gran parte contusos. Esto fue lo que se hizo en este navío, y juzgo que no puedo elogiar como debo á todos mis oficiales, sino diciendo sencillamente que todos ellos concurrieron á esta acción respectivamente, con todos sus esfuerzos y empeño recíproco, sin que me haya dejado nada que desear. A los tres días me trasbordaron con mi segundo y algunos oficiales al navío de tres puentes el Dredno, tratándonos con miramiento, y por Gibraltar llegué á esta ciudad antes de ayer aun no bien restablecido. Es cuanto puedo participar á V. E. acerca de este combate, en que acabó para todos el navío San Agustín que mandé. Dios guarde á V.E. muchos años. Cádiz y noviembre 13 de 1805.= Excmo. Sr.=Felipe Cajigal.= Excmo. Sr. don Federico Gravina.
 
 


Carta de don Joaquín Bocalán a don Francisco de Hoyos, relatándole los sucesos acaecidos a bordo del navío San Agustín, donde había estado embarcado como alférez de fragata.

Mi apreciable amigo: siento no poder dar á V. las noticias que me pide con toda la precisión que V. las desea, por que á tantos años pasados es difícil conservar en la memoria los pormenores; gracias a que conservo en mi poder la copia del parte que dio el Comandante á su llegada a Cádiz á el General de la Escuadra, aunque muy en globo por el estado de sus heridas, y algunos apuntes, por que desde Guardia Marina tengo esta costumbre.
El primer punto de á que hora empezó el combate el San Agustín: empezó á las 12 menos 8 minutos.
2º. Que buques le batieron: principió uno de línea, después fueron 2; y rendido el Trinidad llegaron hasta cinco el numero; entre ellos dos de tres puentes.
3º. Como fue el principio: Empezó por babor.
4º. Que averías tuvo: perdió el palo de mesana en la mitad del combate y quedaron enteramente inutilizados los otros; sus vegas y jarcias, la mayor parte partidas; el velamen desecho, y por último no pudiendo sostenerse cayeron todos: muchos cañones desmontados en todas sus baterías, y como unos 200 muertos y 300 heridos y contusos, contándose en el primero 2 oficiales, y en los segundos el Comandante, el Segundo y 3 Oficiales, y el resto mas ó menos contusos pero ileso no quedó ninguno de este Navío, sin poder decir a V. en que sitios fue herido, por que tuvo varias en la cabeza y en otros sitios de su cuerpo. El paraje fue la primera vez encima de la escala de la toldilla y otras en el Alcázar.
El Navío se rindió á las 5 y 1/2 de la tarde, siendo de los primeros que empezó el fuego y el último que quedó batiéndose, y cesó de hacerlo por que ya nadie se lo hacia, pues de los cinco que últimamente le batieron, uno de tres puente se separó lleno de averías, y otro de 80 desarbolado hizo lo mismo. Sufrió tres abordajes y quedaron á bordo mas de 150 Ingleses con dos Oficiales y un Guardia marina; siendo lo efectivo que el San Agustín quedó en el campo de batalla sin que los enemigos arbolasen la bandera Inglesa; pues se sostuvo la Española en el costado aun después de desarbolado, y el empeño del Comandante en sostenerla costó mucha gente. Aquella noche nos mantuvimos fondeados, y todo el mundo Ingleses y Españoles que había capaces de ello, picando las bombas para sostenernos; mas sin embargo al amanecer teníamos el agua ya á media bodega y pusimos una bandola á popa y otra á proa y con mucho trabajo nos levamos é intentamos dirigirnos á Cádiz; mas tuvimos que volver á fondear pues nos íbamos sobre los arrecifes y pusimos la bandera española moron (enrollada) á popa y la Inglesa á proa pidiendo auxilio, advirtiendo que los Ingleses estaban subordinados al Comandante y Oficiales Españoles y trabajaban á la par con los de abordo. El tiempo no lo permitió y tuvimos que seguir en este conflicto hasta que á los tres ó cuatro días; que no tengo presente, pudieron venir dos Navíos Ingleses y fondear cerca de nuestro costado y enviar embarcaciones para salvar la gente, y verificado se puso fuego al Navío pero sin mas bandera que la Española colgada del costado por que no fue sino salvar los náufragos; habiendo la particularidad de que el General Collingwood quedó mandando, envió expresamente una falúa con un Capitán de Navío á saber si vivía el bizarro Comandante, pues fue la expresión, y fui yo el que lo recibí por ser uno de los que estaban en mejor disposición para moverme y por que mi destino de Ayudante del Comandante en el combate estuve siempre á su lado. Se lo llevaron, no sin trabajo por que quería se salvasen todos primeros y ser él el ultimo; pero como era preciso embarcase en un catre por sus heridas, al fin ofreciéndole que se salvarían todos, se consiguió que se embarcara y lo llevaron al Navío de Collingwood el Dreadnought. Yo me quedé de su orden abordo para que luego que se salvasen todos le pusiese unas camisas de fuego en lo zoquetes de los palos, como así lo ejecuté; mas como cuando yo salía ya el agua estaba en la primera batería, no pudo arder mas que la cubierta del Alcázar y la obra muerta alta. Quedaron todos los muertos, y con dolor sea dicho muchos heridos de los que estaban sin piernas ni brazos que se les podía tener por muertos; yo me fui a un Navío Ingles de 70 cañones que me parece se llamaba Orion que era de los que vinieran de refuerzo á las 3 de la tarde y uno de los que nos dio el abordaje y que tenia algunas averías causadas por nuestros fuegos y herido un Oficial y un Guardia marina; me trataron bien y me echaron en San Roque á los 19 días del combate. Es todo lo que puedo decir a V. al cabo de medio siglo, y de que con todos mis libros y papeles encajonados y en casa de un amigo me hallo á pupilo, por que me tienen en el aire con mi destino sin acabar de resolver; estas noticias, las he sacado de algunos apuntes que tenia en una caja que es la única que tengo a mi lado; pero he de tener mas pormenores, entre mis papeles que seria ahora imposible buscarlos; esto es la sustancia pues como mi destino me tuvo en disposición de verlo mejor todo que no los oficiales de baterías que nada veían ni pueden decir; puede V. estar seguro que es la relación mas exacta que puede darse: el Navío fue tan sacrificado por que ocupaba el centro de la Armada por la proa del Trinidad que fue la parte atacada y por cuya incidencia hubo que ir á socorrer al General Cisneros, cuando abrumado de enemigos pidió auxilio, y nos dirigimos entre su aleta de estribor, y uno de los Navíos de tres puentes que lo sofocaban por esta parte, al que logramos desarbolar con nuestros acertados fuegos y que se separase del combate dirigiendo sus fuegos solo á nosotros; sucumbió cayeron sobre nosotros el otro de tres puentes y dos de línea que nos deshicieron. Así concluyo el Navío  San Agustín el 21 de octubre de 1805.
J.Bocalan.

Documento publicado en el número 52 de la Revista de Historia Naval.

 PÁGINA PRINCIPAL